Exitoso pero explosivo salto de la SN10 de SpaceX
El pasado 3 de marzo, a las 23:14 hora UTC, el prototipo SN10 de SpaceX encendió sus tres motores Raptor para realizar su salto de 10 kilómetros de altura sobre las instalaciones que la compañía de Elon Musk tiene en Boca Chica (Texas).
Sus predecesoras, la SN8 y SN9 realizaron un despegue exitoso, incluso consiguieron aproximarse correctamente a la zona de aterrizaje, pero fallaron en el momento más importante de la misión: el aterrizaje.
Dicen que a la tercera va la vencida, y la SN10 estaba decidida a conseguirlo. Tras descender de forma horizontal, controlando la estabilidad y la dirección de la caída con sus superficies aerodinámicas de control, la SN10 encendió de nuevo sus 3 motores (los anteriores prototipos solo encendieron dos) y realizó la “loca” maniobra bautizada como Belly flop para colocarse en posición vertical y aterrizar suavemente.
¡Lo consiguió! La SN10 desplegó sus patas de aterrizaje y se posó sobre el terreno ante los gritos y vitoreos de todos los testigos, pero algo falló. Tras unos pocos minutos, un pequeño incendio en la parte baja del prototipo de abría camino hasta que al final…
Explosión de la SN10
De todas las piezas de este prototipo, el tren de aterrizaje es sin duda la parte más débil. Se presupone que el aterrizaje fue demasiado brusco, lo que causó que alguna o algunas patas se plegaran con gran fuerza y perforaran uno de los tanques de metano que la SN10 custodia en su zona inferior.
Este escape de gas causó y alimentó el incendio que se abrió camino hasta el interior del tanque, aumentando la presión y desencadenando la espectacular explosión de la nave.

SpaceX acostumbra a celebrar las explosiones de sus prototipos, ya que señalan fallos clave que deben ser corregidas en futuras versiones para conseguir lanzar la Starship. Pero esta vez sí que podemos calificar esta prueba como éxito rotundo, pese a que la explosión del prototipo enfríe un poco los ánimos.
El objetivo de la SN10 era aterrizar con éxito tras el lanzamiento a 10 kilómetros de altura de una nave de más de 100 toneladas de peso y 50 metros de longitud y nadie puede negar que SpaceX esta vez lo ha conseguido. Para siguientes lanzamientos SpaceX deberá repetir esta hazaña para confirmar que no ha sido solo una cuestión de suerte y deberá mejorar el sistema de aterrizaje para que la nave no explote minutos después, (salvo que prefieran explicarle a sus futuros tripulantes que la nave es de un solo uso y que deben evacuarla nada más tomar tierra).
