Astronomía y astrología: el orígen de los horóscopos
La astronomía y la astrología son dos cosas totalmente distintas, aunque muchos aún siguen confundiéndolas (en serio, no os imagináis las veces que me han llamado «astrólogo»).
Hoy vamos a ver cuáles son las diferencias entre ellas y cómo surgió una de las herramientas más famosas de la astrología: el horóscopo.
Según la Real Academia Española (RAE), la ASTRONOMÍA es:
«Ciencia que trata de los astros, de su movimiento y de las leyes que lo rigen.»
La primera palabra de la deficinión ya nos lo deja claro: CIENCIA.
Ahora veámos que dice respecto a la ASTROLOGÍA:
«Estudio de la posición y del movimiento de los astros como medio para predecir hechos futuros y conocer el carácter de las personas.»
Si bien no lo dice explícitamente, en ningún momento utiliza la palabra «ciencia». Y es que aquí es donde reside la gran diferencia: la ASTROLOGÍA no es una ciencia.
El orígen de la astronomía y la astrología
Aunque ahora sean cosas totalmente diferentes (opuestas incluso dirían algunos) tanto la astronomía como la astrología tienen un orígen común: la necesidad del saber.
En el pasado, nuestros antepasados veían en las estrellas y en las efemérides astronómicas a sus dioses.
Cuando aparecían determinadas estrellas en el cielo, era la voluntad de los dioses, que nos decían cuándo era el momento de sembrar, cuándo comenzaba la estación de las lluvias, etcétera.
De la misma manera, avistamientos de ciertas efemérides como el paso de un cometa o una lluvia de estrellas significaban que los dioses estaban contentos (o enfadados) con nosotros.
De esta forma, nuestros antepasados comenzaron a ver que existía una relación entre lo que ocurría en el cielo y en la Tierra; aunque claro, pensaban que era por la voluntad de sus dioses.
A medida que el tiempo fue pasando y aparecieron los primeros eruditos, astronomía y astrología comenzaron a separase.
Por un lado, la astronomía se basaba en la ciencia y la astrología en una creencia; aunque más parecido a una religión que a la pseudociencia que es hoy en día.
El orígen de los horóscopos
Conforme el tiempo fue avanzando, los astrólogos desarrollaron sus propias herramientas para predecir el porvenir (supuestas influencias del Sol, la Luna y los planetas, cartas astrales…). Pero para llegar al orígen de los horóscopos no es necesario retroceder demasiado.
En 1930, R.H. Naylor era el ayudante del chamán más famoso de Reino Unido: Cheiro.
Mientras que Cheiro estaba muy ocupado leyendo las manos de personajes tan famosos como Mark Twain o Winston Churchill, la Familia Real le pidió a Naylor que elaborara la carta astral de la recién nacida princesa Margaret.
Naylor aceptó y publicó la carta astral con una serie de predicciones para la princesa. La carta se convirtió en todo un hit del momento y el tabloide Sunday Express vio una suculenta oportunidad de negocio.
El periódico le ofreció a Naylor todo un espacio en su dominical para que publicara estas cartas astrales y aumentar las ventas. Pero había un problema, las cartas astrales no aumentaron las ventas tanto como los directivos pensaron, y es que las cartas solo son válidas para aquellas personas cuyo nacimiento coincida perfectamente con la fecha de la carta.
Había que hacer que todos los lectores se interesaran por la columna de Naylor al mismo tiempo pero, ¿cómo?
En 1937 Naylor tuvo la gran idea: signos del zodíaco.

A lo largo del año, el Sol pasa por delante de una serie de constelaciones conocidas como constelaciones zodiacales. Naylor tuvo la idea de agrupar a todas las personas en 12 signos derivados de estas constelaciones en función a su fecha de nacimiento.
De esta forma, Naylor realizaba predicciones semanales para cada signo, haciendo que todo el mundo se sintiese identificado y aumentando así las ventas.
Como cualquier idea exitosa, rápidamente fue copiada por otros periódicos y revistas y los horóscopos se extendieron por todo el planeta.

¿Por qué «funcionan» los horóscopos?
Si todo fue una idea de marketing, ¿cómo es posible que los horóscopos funcionen?
Sencillo, no lo hacen. Pero el que no funcionen no significa que la gente no pueda creer en ellos, vamos a explicarlo.
La mayoría de las veces, los horóscopos son escritos totalmente al azar, sin tener en cuenta la posicion de los astros ni nada así y, gracias al efecto Forer, las personas creen que descripciones totalmente genéricas son realmente afirmaciones hechas especialmente para ellas.
Para lograr este efecto basta con usar un poco de psicología barata y seguir las siguientes reglas:
- Frases genéricas y ambiguas
- Que sean positivas
- Que den esperanza o refuercen el ego
- Deben estar escritas por una fuente aparentemente fiable
- Alguien que se lo crea

Posteriormente, el sesgo de confimación hará que las personas le den importancia a las pocas coincidencias que refuercen las afirmaciones del horóscopo y desechen todas aquellas que apunten al error.
Siguiendo estas pautas y dejando que el sesgo de confirmación actúe, realmente se puede hacer creer a casi cualquier persona lo que sea. De hecho, la mayoría de pseudociencias como la homeopatía se basan en esto (y un poquito de efecto placebo, por supuesto).
Fuentes: culturacolectiva.com / How are horoscopes still a thing?