Los planetas del Sistema Solar: Neptuno
Llegamos a Neptuno, el octavo planeta del Sistema Solar. Planeta de tonos azules y vientos inimaginables.
Bautizado con el mismo nombre que el dios de los mares, este gigante gaseoso es, junto a Urano, el otro planeta conocido también como «gigante helado».
En su atmósfera, el termómetro cae hasta los -260 ºC; solo 13,15 ºC por encima del cero absoluto.
Es el cuarto planeta más grande del Sistema Solar y el tercero con más masa, de hecho, para que nos hagamos una idea podemos decir que es unas 17 veces más masivo que nuestro planeta.
Características de Neptuno
Su núcleo se compone de roca fundida con agua, metano en estado líquido y amoníaco también líquido.
En su atmósfera, los ingredientes principales son el hidrógeno y el helio, seguidos del metano, responsable de darle ese característico color azul, hielo de agua, amoníaco y un poco de nitrógeno.
Tiene algunas manchas y bandas que recuerdan a las observadas en Júpiter pero, al contrario que en el rey de los planetas, en Neptuno estas manchas y bandas aparecen y desaparecen con frecuencia.
Sus vientos soplan en dirección contraria a la rotación del planeta, haciendo que alcancen velocidades inimaginables. Cerca de algunas de estas tempestades se han llegado a registrar vientos de 2.000 km/h, los más rápidos de todo el Sistema Solar.

El planeta se encuentra tan lejos del Sol, que desde él nuestra estrella se ve 30 más pequeña y menos brillante que desde la Tierra. Su distancia es tal, que necesita un total de casi 165 años terrestres en completar una órbita.
Neptuno tiene un total de 15 satélites naturales descubiertos, siendo el más grande de ellos Tritón.
Neso es el más alejado de todos ellos. Se encuentra a 50 millones de kilómetros, lo que viene a ser aproximadamente una tercera parte de la distancia que hay entre el Sol y la Tierra. Es la luna más lejana de su planeta descubierta.
Anillos planetarios
Neptuno tiene un tenue sistema de anillos formado por cuatro estrellos anillos formados a partir de partículas de polvo arrancadas de sus satélites más interiores tras el impacto de meteoritos.

Son visibles desde la Tierra, pero distinguirlos es una tarea extremadamente dificil y reservada para los telescopios más grandes.
Fueron descubiertos en 1989 por la sonda espacial Voyager 2 de la NASA, la cual consiguió fotografiar sus anillos y 8 de sus 15 lunas.

Descubrimiento de Neptuno
Este planeta es el primero que fue descubierto gracias a predicciones matemáticas, es decir, antes de observarlo directamente ya se sospechaba que existía.
Pero la historia de su descubrimiento es mucho más enrevesada de lo que parece.
Los dibujos de Galileo Galilei revelan que el astrónomo italiano ya había observado a Neptuno en los años 1612 y 1613 pero, en ambas ocasiones, lo confundió con una estrella cercana a Júpiter en el cielo nocturno.
Él no lo sabía, pero había conseguido observar y dibujar al planeta más lejano del Sistema Solar.
Posteriormente, en 1821, el astrónomo Alexis Bouvard descubrió que existían ciertas perturbaciones en la óbita de Urano. Esto le llevó a lanzar la hipótesis de que un octavo planeta se escondía en el cielo.
En 1843, el astrónomo y matemático inglés John Couch Adams, calculó en base a estas anomalías la órbita que debería tener ese hipotético octavo planeta y le envió sus calculos a sir George Airy, el Astrónomo Real.
Por su parte, el matemático Urbain Le Verrier, publicó sus propios cálculos sobre la posible órbita de Neptuno y convenció al astrónomo Johann Gottfried Galle para buscarlo.
Esa misma noche, 23 de septiembre de 1846, Neptuno fue finalmente observado y oficialmente descubierto.

Los historiadores no terminan de tener un consenso sobre quién merece más reconocimiento por el descubrimiento de Neptuno, Le Verrier o Adams.
Algunos abogan por que ambos tienen la misma importancia pues ambos hicieron los mismos cálculos pero, otros, dicen que Adams no puede tener el mismo reconocimiento.

Fuente: astromía.com